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La historia de la comunidad de norbertinas de Sint Catharinadal se remonta hasta hace más de siete siglos. Los primeros recuerdos escritos de la comunidad datan del 9 de octubre de 1271 cuando el capítulo general recibió una nueva comunidad de hermanas a la Orden. Unos años más atrás, Servatius Liederkerke, el barón de Breda, reunió en su estancia en Vroenhout a un grupo de mujeres devotas. Según la historia, el barón tenía siete hijas y la mayor se llamaba Catharina, de la que recibió el nombre la comunidad. Sint Catharinadal disfrutó desde el principio de la protección y de los beneficios generosos de los barones de Breda. El convento de Sint Catharinadal solo estuvo en peligro a finales del siglo XVI cuando en la época de la Reforma las tropas españolas católicas lucharon contra las protestantes holandesas en la región. En 1625 ya solo vivía una hermana. En el año 1637 el príncipe Federico Enrique no pudo garantizar la seguridad de la comunidad premonstratense en Breda después de que la ciudad fuera conquistada por los holandeses en 1637. Así las hermanas se mudaron a Oosterhout donde el prior Balthasar Cruyt les compró el pequeño castillo llamado Blauwe Camer. Se construyeron tres alas más en el castillo, de forma que ya era apropiada para funcionar como convento. Los edificios enormes, especialmente la iglesia vaciada por las hermanas en 1647, fueron reconstruidos y hoy son la atracción principal de Breda. En los siglos XVI-XVII las hermanas regentaron un internado para asegurar su situación económica. En los tiempos de Napoleón establecieron una pequeña escuela para pobres con el fin de asegurar la continuidad en aquellas circunstancias cambiantes. Al principio no tenían iglesia, pero en el siglo XVIII pudieron hacer uso de una pequeña iglesia. Alrededor de 1900 se volvió necesario construir una más grande. Para el año 1841 la situación económica de Sint Catharinadal se estabilizó. Esto permitió en 1847 la fundación de una nueva comunidad en Neerpelt en Bélgica. Las hermanas de Neerpelt se trasladaron más adelante a Veerle.

Un nuevo establecimiento se inició en 1931 cuando diez hermanas se fueron de Oosterhout a Petropolis, en Brasil, para fundar un convento. Sin embargo, esta comunidad no pudo echar raíces allí y cuatro hermanas volvieron en los años 70 a Sint Catharinadal. Alrededor de 1930 la cuarta ala del edificio fue construida completando un cuadrángulo. En 1964 resultó que la iglesia neogótica se había deteriorado tanto que las hermanas tuvieron que decidirse por la demolición y por la construcción de una nueva iglesia.

La actividad de las hermanas: En los años 50 las hermanas dirigían un pequeño taller de encuadernación donde el talento artístico de varias hermanas ha formado la base del estudio de arte. Algunas hermanas han conocido las técnicas de la restauración de códigos en la Biblioteca Estatal de Baviera en Munich. Actualmente la actividad del estudio tiene una reputación excelente por todo el país y por toda Europa. Con este trabajo las hermanas también pueden desarrollar su creatividad al mismo tiempo que conservan valores importantes del pasado para el futuro.

La comunidad tomó en serio los cambios del Concilio Vaticano II. Desaparecieron, por ejemplo, las rejas en la iglesia y las hermanas podían participar en diferentes encuentros. Las reglas de San Agustín con la apertura hacia Dios y el mundo fueron leídas durante siglos en el refectorio del convento como directivas para la vida. Las hermanas llevaron a cabo la vida contemplativa viviendo en estricta clausura como canonesas premonstratenses.

Nuestra comunidad quiere ser una casa de luz. Nuestra vida se inspira en la oración comunal e individual. Nos juntamos cuatros veces al día para celebrar la liturgia. Los materiales preparados por el grupo litúrgico los imprimimos en nuestra propia imprenta. Siguiendo la espiritualidad de la hospitalidad recibimos miles de huéspedes al año, sobre todo, grupos organizados y ecuménicos por un día o por una tarde para que conozcan algo de nuestra vida espiritual y cultural.


El edificio del convento

Los primeros documentos del convento datan de 1271 y la biblioteca es conocida por su colección de libros artísticos desde el año 1600. También los edificios monumentales dan un ambiente natural de la cultura. En nuestro taller se restauran y se conservan antiguas Biblias y otros libros de valor, asimismo hacemos manuscritos en pergamino y cuero, muchas veces con ornamentos de hoja de oro.

Un grupo pequeño de 20 personas ha empezado a organizar una asociación laica terciaria alrededor de nosotras. Conforme a sus posibilidades rezan con nosotros y ayudan en diferentes actividades apostólicas. Durante más de 730 años tenían seguidoras no sólo en los tiempos felices sino en los de dificultades y desilusión. Eran personas que se adhirieron para vivir por Dios, de forma conjunta y por los demás. Así es Sint Catharinadal una comunidad de oración que es capaz de anunciar la buena noticia del Evangelio.


Restauración de códigos

Procesión

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